Hablando de automedicación....los chiqueadores

Los chiqueadores son un antiguo remedio que se usaba para tratar el dolor de cabeza, que normalmente no recetaba ningún médico y que eran recomendados de boca en boca, de manera tradicional.

Se le llama chiqueador a cada una de las rodajas de papel o de hule, como de una pulgada de diámetro, que untadas de sebo o de alguna otra sustancia se pegan, a manera de parche en las sienes, como remedio casero para el dolor de cabeza. También se usaron antiguamente de carey, como mero adorno para las mujeres.
El muy mexicano uso de los chiqueadores todavía se puede ver en algunos pueblos y por de más interesante sería saber que tan eficaces resultan y que sustancias les dan tal cualidad.

Curiosa forma de automedicarse, ¿ no creen ?

El autocuidado empieza desde edades tempranas

La creación de hábitos higiénicos y dietéticos empieza desde la infancia, indudablemente. No es raro encontrar a un niño comiendo una manzana en el recreo o lavándose las manos antes de comer, seguramente estos niños conviven con unos padres o cuidadores que se preocupan porque tengan un estilo de vida saludable como parte de su educación y preparación para la vida adulta. El papel que juegan los adultos es determinante para crear en los menores la costumbre, y también necesidad, de cuidarse. Desde que el niño nace es cuidado para que permanezca sano e inclusive, recibe remedios caseros o medicamentos aprobados para aliviar molestias menores. Se cuida su alimentación, se vigila su crecimiento, sus hábitos de sueño, sus vacunas y también todo lo relativo a su higiene y limpieza. Cuando crece se le enseña a que haga por sí mismo algunas actividades como lavarse las manos, limpiar su nariz y cepillarse los dientes, practicar algun deporte y evitar la llamada comida chatarra. Es así como se crean los hábitos que en la edad adulta se transforman en un estilo de vida saludable.
Y:

"Un estilo de vida saludable es la mejor forma de autocuidado en todas las edades".

El autocuidado: práctica evidente desde la época del hombre primitivo

El autocuidado ha sido una práctica que el hombre ha realizado desde los tiempos primitivos y que ha evolucionado junto con el conocimiento hasta llegar a las modernas prácticas actuales.

Con el empleo de los medios naturales o físicos contra las enfermedades es evidente que el hombre primitivo, a pesar de sus habitaciones mal ventiladas, se mantenía saludable a lo largo de su vida tan dura al aire libre, por las ventajas que obtenía de un modo natural y que el hombre civilizado sólo busca por necesidad. Por ejemplo, el indio autóctono de América, se daba cuenta de la importancia de mantener la piel, el intestino y los riñones en buen estado de funcionamiento, y para este fin empleaba el geyser, los manantiales calientes y los hornos para sudar, como substitutos naturales del actual baño turco o sauna y el vapor.

Otro ejemplo de autocuidado y automedicación que usaban los indios de América son la emésis y la catarsis seguidas por un baño de vapor y una zambullida en agua fría, antes de la ingestión de una decocción de la corteza del sauce ( que contiene salicilina) que usaban como terapéutica eficaz para el caso de fiebre.

Podríamos encontrar más ejemplos en los libros de historia de la medicina, pero basten estos dos para demostrar en esta ocasión que el cuidado de la salud y el tratamiento de síntomas fácilmente reconocibles han acompañado al hombre durante toda la historia de la humanidad.

Las diferencias entre la automedicación responsable y la autoprescripción

Vale la pena aclarar la diferencia entre estos dos conceptos. Son estas diferencias las que reflejan porque la automedicación responsable es efectiva y necesaria y porque la autoprescripción es una mala práctica que pone en riesgo la salud de quienes la práctican.

1. El autocuidado abarca todas aquellas acciones de higiene, nutrición, estilo de vida y automedicación que las personas llevan a cabo para prevenir enfermedades y/ó mantener su salud y la quienes les rodean.
2. La automedicación responsable permite una correcta toma de decisiones en materia de elección y uso informado de los medicamentos de venta libre. Esta práctica difiere totalmente de la autoprescripción en donde el individuo decide tomar un medicamento de receta el cual carece de información para su uso y cuyo manejo compete exclusivamente a un médico calificado.
3. Mientras que la automedicación responsable es el uso informado de medicamentos de libre acceso para síntomas y problemas de salud de fácil reconocimiento, la autoprescripción es la simple acción de auto-recetarse un medicamento que debe venderse al amparo de una prescripción médica y cuyo manejo requiere la supervisión del médico.
4. La automedicación como parte del autocuidado, es un activo fundamental en el cuidado de la salud, el el que reguladores, legisladores, profesionales de la salud, público en general y la industria fabricante deben colaborar de manera sistemática y coordinada.
5. La promoción de la automedicación responsable y la condenación de la autoprescripción nos llevarán a lograr mejores niveles de salud y bienestar de la población.

Informar sin aburrir

Esta mañana leyendo el periódico me encontré un artículo con este título. Pensé que esto debería ser la forma en que todos transmtieramos información, de cualquier tipo a cualquier persona.
También pensé que esta debe ser la forma en la que, hablando de los medicamentos para uso directo por el consumidor, le informásemos sobre las características, uso, beneficios y riesgos del producto. No siempre es así, basta con darle una mirada a algunas de las cajillas de estos productos para darnos cuenta. Encuentras textos largos, aburridos, de tamaño ilegible, sin colores contrastantes, que no invitan a la lectura. Esta situación se ha ido remediando poco a poco y debemos decir que no todas las cajillas tienen tan mala calidad. La industria ha tomado la iniciativa para remediar esta situación preocupada porque los medicamentos que fabrica y vende se usen apropiadamente.

Existe un código de etiquetado y toda una guía para su implementación que las autoridades y fabricantes están desarrollando y que esperemos que pronto entre en vigor para todos estos medicamentos. Cuando esto suceda podremos estar seguros de que la información que contendrán los productos será efectivamente útil y, además, ¡no será aburrida!

La publicidad de los medicamentos de venta libre

La publicidad de los medicamentos de venta libre representa un gran porcentaje de la publicidad total que vemos por televisión abierta. De hecho, el principal anunciante de la televisora más importante de México es una compañía mexicana que se dedica a vender este tipo de productos. Todos la hemos visto alguna vez, se trata de Genomma Lab. Esta compañía ofrece productos de todo tipo: para la piel, la gastritis, las várices, gripe, dolores musculares, migraña, etc. ¡Es increible el número de anuncios que aparecen en cada corte sobre todo en los horarios de más audiencia!. Desafortunadamente, esta publicidad no cumple con dos principios básicos que debe cumplir cualquier publicidad ética, estos son: veracidad y honestidad. Es fácil identificar que muchas de sus declaraciones y afirmaciones no se pueden comprobar y no tienen sustento científico; por otra parte la publicidad es engañosa pues tiende a prometer beneficios inexistentes y a distraer la atención del consumidor hacia temas no directamente relacionados con el producto y sus usos reales.
Los quiero invitar a que la próxima vez que estén ante el televisor presten mucha atención a la publicidad de medicamentos y con un sentido crítico evaluen lo que estarán viendo y escuchando.

Para nuestro propio beneficio no debemos creer todo lo que nos dicen. ¡ No toda la publicidad es veraz y objetiva !

Los principios básicos de la automedicación efectiva

Hoy no continuaremos descubriendo productos que han pasado la prueba del tiempo, esta vez me quiero referir a los principios básicos de la automedicación, es decir, a los elementos que una persona deberá reconocer que le permitirán identificar si un medicamento es o no apropiado para usarse por cuenta propia sin supervisión del médico.

Los principios son:

1. Clasificación. El medicamento debe contener en su número de registro un número VI indicando este que el producto puede venderse sin receta médica.
2. Etiquetado. Los materiales de empaque de los productos deben contener toda la información necesaria para seleccionar el producto, conocer sus indicaciones, como usarlo, cuando no hacerlo y que reacciones adversas se pudieran esperar. Además, deben tener el nombre del laboratorio fabricante y en muchos casos un número 1-800 al cual se puede recurrir para conseguir más información.
3. Visibilidad. Los productos para automedicación suelen estar fuera del mostrador para que el usuario pueda verlos y elegir libremente el que más le conviene para tratar su problema de salud.
4. Publicidad. Los medicamentos de venta sin receta médica son sujetos de publicidad en medios masivos. La publicidad además de recordar la marca a los consumidores debe ser informativa, veraz y honesta. Existe un código de ética para la publicidad de estos medicamentos que debe ser seguido por todas las compañías y sus agencias de publicidad y del cual hablaemos en otra ocasión. Es de suma importancia que este código sea conocido por todos y que la publicidad que vemos a diario pueda ser evaluada por cada uno de nosotros.

Espero que les resulte interesante

Otro viejo producto para automedicación

Continuando con la lectura de la edición conmemorativa del aniversario número 60 del diccionario de especialidades médicas encontré otro producto que se vende sin receta médica en la actualidad y que se usaba también libremente en aquellos años para tratar la tos.
Se trata, ni más ni menos, que del Jarabe Broncolin, producto posicionado en ese entonces como calmante de la tos y antiespasmódico. Estamos ante otra marca que resisitido el paso del tiempo y que es otro buen ejemplo de que la automedicación es un fenómeno que ha existido en todas las épocas.
El antiguo Broncolin era un jarabe importado de Francia formulado con seis ingredientes cuya eficacia no esta establecida actualmente . Sin embargo, era muy utilizado y recomendado tanto para niños como para adultos con tos y congestión bronquial. El producto que se vende hoy en día esta formulado a base de miel de abeja y existe ya en diversos sabores y formas para satisfacer las necesidades específicas de cada consumidor. Otro ejemplo, de una marca añosa con gran herencia médica que ha sobrevivido gracias a las estrategias de mercadotecnia y a la comunicación adecuada.

Seguiré buscando....................

Las gotas que siguen vigentes después de 65 años

Entretenida con la comparación de los diccionarios de especialidades farmacéuticas de 1944 y 2009 descubro que existen algunas marcas que siguen vigentes.
Quien tenga alrededor de cincuenta años recordará que era frecuente que, cuando niños, en casa existían gotas para las oídos que eran usadas por nuestras mamás al primer síntoma de dolor junto con la introducción al oido de un pedazo de ajo asado envuelto en algodón. Era maravilloso el efecto calmante de este remedio casero, una clara prueba de automedicación. Si el efecto del ajo no era suficiente o desaparecía, se recurría al uso de gotas para los oídos que en la actualidad no son recomendadas por muchos médicos.
Uno de esos productos para los oídos es el Uvega de laboratorios Hormona que en la edición de 1944 aparece descrito como " antiotálgico" y formulado con una combinación de ingredientes que ya no se usan en la actualidad. El Uvega de hoy, que puede comprarse en las farmacias sin receta del médico ( como prácticamente todos los productos) sigue siendo de laboratorios Hormona, tiene una fórmula modernizada con un anestésico tópico de reconocida eficacia y se indica como analgésico ótico sólo para infección e inflamación del oído externo.
No cabe duda que la medicina cambia, evoluciona y progresa pero las buenas marcas permanecen.
Seguiré buscando para encontrar otro caso similar y les informaré más adelante.

Las medicinas de hace 65 años

Tuve la oportunidad de conseguir un ejemplar del Diccionario de Especialidades Farmáceuticas que se publicó en 1944, es decir, hace 65 años. Además de tener un tamaño pequeño, formato antiguo y tipografía de la época, sólo cuenta con 590 páginas en las que se describen todos los medicamentos y remedios disponibles para la prescripción médica y que se solían recomendar también de boca en boca y se usaban por propia cuenta. Es increíble leer la poca y pobre información farmacológica con la que el médico contaba para dar un tratamiento eficaz a sus pacientes. ¡ Con que pocos datos hacíamos medicina!.
El contraste con lo disponible hoy es notable. El Diccionario de Especialidades Farmacéuticas actual cuenta con más de 4000 páginas y con información detallada sobre cada medicamento además de ofrecer siempre la posibilidad de solicitar información adicional para mejor comprensión del uso del medicamento. No cabe duda que la evolución y progreso de la medicina ha sido vertiginoso en las últimas décadas.
Leeré con atención algunos de la especialidades recomendadas hace sesenta años y compartiré los datos curiosos que encuentre. Estoy casi segura de que nada de lo que se usaba para curar la enfermedad hace 65 años persiste en nuestros días. Vamos a ver .........

¿Quién no se ha automedicado?

El cuidado de nuestra salud y la preocupación por el alivio de las enfermedades han acompañado al hombre desde que este existe. Siempre ha tenido la preocupación de buscar y aplicar remedios para aliviar o curar síntomas y signos de enfermedad. El uso de todo tipo de remedios está descrito en la historia desde los tiempos primitivos. A esto también se le llamaría "automedicación" ya que no participaba el médico en la recomendación del remedio y era por experiencias previas, tradición y recomendación oral que se decidía el uso de un remedio o de otro. Entonces, la automedicación ha acompañado siempre al hombre en su búsqueda constante por conservar el bienestar de su cuerpo y de su mente.



Este tema es para mi muy interesante, sin embargo, creo que en los próximos días tengo que hacer que este tema resulte más atractivo para todos.

El día de hoy hice un repaso de las páginas y blogs que se refieren al tema de automedicación y me llamó la atención que se encuentra un gran número publicado. No cabe duda de que la automedicación es un tema de interés público que requiere ser bien entendido para que esta resulte efectiva.
El primer punto que hay que resaltar es que existe una gran diferencia entre automedicación y autoprescripción, esta última es una práctica inapropiada que se refiere al uso sin supervisión médica de los medicamentos que requieren receta médica y la vigilancia de un médico para su uso. En contraste, la automedicación es el uso responsable e informado de los medicamentos disponibles sin receta médica y que el propio usuario maneja según las instrucciones y recomendaciones que están escritas en su empaque. Es pues, el empaque del medicamento el primer elemento que nos ayudará a distinguir entre un medicamento apropiado para automedicación y el que no lo es.

La automedicación es efectiva

A menudo se escucha o se lee que la automedicación es peligrosa sin embargo esta es una idea equivocada. La automedicación que es el uso responsable de los medicamentos que no requieren receta médica para su venta, es una práctica que soluciona problemas comunes de salud y que disminuye el gasto de los usuarios y de los sistemas sanitarios.

Vale la pena discutir sobre este tema y aclarar los beneficios y señalar los potenciales problemas que la automedicación tiene. ¿ no lo creen?